"Por fin nos toca entrar" Dice ella. "25 minutos han estado los anteriores" Añade él con tono recriminatorio. "Antes las consultas eran de 5 minutos" Prosigue él con sorna, incitándome a dar explicación.
"Ahora también son de 5 minutos, así que cuéntenme rápido" Digo yo.
Yo, suplente y de otra localidad, me desplazo hasta mi ahora puesto de trabajo para atender a los pacientes que me son asignados. No son amigos, conocidos ni tengo que socializar. Son pacientes y yo cumplo con mi deber (eso no quita que cada vez que hablo con ellos intente ser amable y cordial, para que se sientan cómodos en su discurso y pueda atenderlos mejor).
Tenemos 5 minutos por paciente porque lo dice la agenda donde están citados, pero realmente cada paciente precisa su propio tiempo puesto que cada uno acude con un motivo particular (si no son dos o tres) por el que consultar. Así no es lo mismo el que viene a pedir sus recetas mensuales, que sólo es darle a "imprimir", que el anciano polimedicado con un historial kilométrico y que además le cuesta explicarse. Además, hay que añadir a las "urgencias" y a los "sin cita", todos espontáneos, que se van introduciendo en la agenda y a los que también hay que atender.
Si voy con retraso y salgo a llamar, nunca faltan los resoplidos y las malas caras. No saben que la que más ganas tiene de resoplar y gruñir soy yo, que con el retraso me salto el ratito de descanso que nos marca la agenda, que me aguanto las ganas de ir al baño y que me iré más tarde a casa de lo que la agenda tiene previsto. Pero en vez de resoplar y gruñir, saco mi mejor sonrisa y los voy llamando.
En la consulta, intento controlar el tiempo disimuladamente con el reloj del ordenador (porque los mismos que en la sala de espera despotrican por el retraso, son los que en consulta pierden la noción del tiempo) pero como digo, cada persona necesita su tiempo y a veces, como comprenderéis, 5 minutos pueden quedarse ridículos.
Recordando la entrada "cualquier cosa menos médico", vemos que ¡¡lo imposible es no llevar retraso!!
Sumado al disconfort que puede generar el retraso tanto en el paciente como en el médico, encontramos la toma de decisiones acelerada, las exploraciones bajo presión, las explicaciones escuetas a los pacientes, la inseguridad del diagnóstico rápido... Muchas veces, lamentablemente, puede desembocar en el empobrecimiento de la relación médico-paciente así como el incremento de pruebas complementarias o derivaciones al especialista imprecisas que, entre otras cosas, contribuyen una vez más al malgasto de tiempo y recursos.
Me uno con esta entrada al elevado número de compañeros que han intentado antes que yo explicar a qué se debe este "retraso" (ejemplos son Un día cualquiera, Contrato de gestión y los 10 minutos, La tortura de ser médico, Una hora de retraso, El tiempo de espera en el Centro de Salud ¿es indicador de algo?, La consulta sin cita, mal llamada "de urgencia", La sobrecarga asistencial, Llevar puestos los dodotis, Ser médico de familia en el Reino Unido ), porque sumando nuestras voces llegaremos a más gente para descubrir los motivos del mismo, con el objetivo de encontrar soluciones.
Quizás si se optara por mayor educación en salud, se reduciría el gran número de consultas evitables, pudiendo aumentar así el tiempo por paciente en las agendas (a 7-10 minutos), con el fin de mejorar su atención sanitaria.
Podría llegar a ser una solución. ¿Qué opináis?