domingo, 21 de agosto de 2016

PICOR VAGINAL: ¿Qué hacer cuando aparece?

Existe una Ley de Murphy que dice...


"El incordio de un picor es directamente proporcional a la dificultad para rascarse"


MUJER CUADRO PICASSO

Y esto es así, inapelable. Aún cuando la única dificultad para rascarse a placer sea tan solo "el pudor".

Ejemplo de ello es el picor vulvo-vaginal, por el que a diario recibimos numerosas consultas y por lo que he decidido escribir esta entrada para intentar poner solución.




Lo primero es saber que este picor suele corresponderse con una VULVO-VAGINITIS o inflamación de la zona vulvo-vaginal. Esta inflamación puede ser de causa:

  • INFECCIOSA
Las alteraciones en la acidez normal de la vagina (Ph normal de 4-4,5) alteran la flora vaginal y facilita la proliferación de gérmenes patológicos, alterando la secreción vaginal. Esto puede tener su origen tras las denominadas duchas vaginales, durante la toma de antibiótico, después del contacto sexual, durante los días perimenstruación, etc. Lo más frecuente es:
    • Vaginosis bacteriana 
(La secreción vaginal adopta un color verdoso y olor a pescado)
    • Infección por cándida (Hongos)
(La secreción vaginal adopta un color más blanco y consistencia más espesa, formando grumos)
    • Infección por trichomonas (Parásitos)
(La secreción vaginal puede ser amarillenta, verdosa o espumosa con olor fétido)
    • Otras infecciones 
  • DERMATOLÓGICA
La alteración de la piel y mucosa que recubre el área vulvo-vaginal, debida a:
    • Dermatitis primaria o secundaria al uso de irritantes o alergenos como perfumes y jabones.
(La inflamación o irritación de la piel forma áreas rojas, descamativas e incluso agrietadas que pueden sangrar al roce)
    • Atrofia vaginal
(Tras la menopausia, con el descenso de los estrógenos, aumenta la sequedad vaginal y el adelgazamiento de la piel de la zona vulvar)
  • OTROS
    • Cuerpos extraños
    • Alteraciones producidas por medicamentos
    • Otras causas menos comunes


¿Qué hacer en cada caso?

MUJER CUADRO ROCKWELL

Cuando, además del picor, por la alteración de la secreción vaginal pensemos que puede ser de CAUSA INFECCIOSA, acudiremos al médico para valoración. Si en la exploración no queda claro a qué germen puede deberse, habrá que hacer un EXUDADO VAGINAL, que es cultivar en el laboratorio la secreción vaginal en busca del patógeno (bacteria, hongo o parásito) que está originando las molestias. 
Cuando haya un diagnóstico, el médico se encargará de seleccionar el tratamiento más adecuado.

Cuando, ante la ausencia de alteraciones en la secreción vaginal, pensemos que las molestias pueden tener su origen en la piel (CAUSA DERMATOLÓGICA), lo primero es llevar a cabo unas medidas higiénicas adecuadas:
  • LAVADOS:
    • Nunca realizar lavados vaginales, destruyen la flora saprofita (la habitual) de la vagina pudiendo alterar la acidez de la misma y provocar infecciones.
    • Sólo se ha de hacer 1 lavado de la zona vulvar al día, utilizando para ello geles de zona íntima, preparados para no producir irritaciones.
  • NO UTILIZAR PROTEGESLIP ni COMPRESAS salvo cuando sea estrictamente necesario (por ejemplo, durante la regla), pues irritan la zona vulvar.
  • UTILIZAR ROPA INTERIOR DE ALGODÓN, transpirable, para evitar irritación.
  • HIDRATAR la región vulvar, con crema de zona íntima o geles lubricantes.
Si a pesar de llevar a cabo estas medidas, no ceden las molestias, acudiremos al médico para valoración.

Cuando creamos que el picor se debe a OTRAS CAUSAS, consultaremos con el médico.



BIBLIOGRAFÍA:
UPTODATE: Approach to women with symptoms of vaginitis

domingo, 7 de agosto de 2016

¿Por qué?


El otro día, mientras exploraba a una paciente en la camilla con la cortinita echada, alguien golpeó la puerta insistente, de forma muy maleducada. Ahí no quedó la cosa, sino que la abrió irrumpiendo en la consulta. Creyéndola vacía al no ver a nadie en la mesa del ordenador, pues como digo, estábamos paciente y médico detrás de la cortina en mitad de la exploración, la cerró dando un portazo.

Segundos después, cuando ya nos sentamos en la mesa para indicarle a mi paciente el tratamiento y expedirle las recetas, oímos al otro lado de la puerta unas voces indignadas, que para nada parecían provenir de alguien enfermo, que decían: “Hay que llamar a la puerta y meterles prisa porque se encierran en la consulta a hablar por teléfono, a hacer sus cosas y nos dejan aquí esperando a propósito”.

Sin embargo, no es un hecho aislado.

Unos días antes del episodio anterior, mientras estaba cerrando la puerta de la sala al acabar la consulta, me asaltó un chico joven que de muy malas formas me exigió que le atendiese, que había llegado tarde. Yo le respondí que conmigo no estaba citado puesto que mi consulta había acabado y de mi agenda no había faltado nadie. Le indiqué que se acercara al mostrador de las administrativas para que le confirmasen la sala en la que estaba citado. Al grito de “MecagoenDios” desapareció de allí como un energúmeno.

Y sin embargo, tampoco es un hecho aislado.


Todos los días se leen en las redes sociales, se oyen en los medios de comunicación o cuentan compañeros los desplantes, insultos y hasta amenazas que sufren los sanitarios. Y me surge una duda, 

Mono leyendo un periódico.
¿Por qué?


¿Por qué aguantamos críticas sin merecerlas? ¿por qué creen que vamos a ceder a sus amenazas? ¿Por qué tenemos que pasar miedo? ¿Por qué tendemos a normalizar situaciones que no son para nada normal? 

Si a los contratos precarios, la inseguridad laboral, la mala organización, las agendas desbordadas, los escasos 5 minutos por paciente, el déficit de personal... le añadimos también el maltrato por parte de nuestros pacientes, por quien nos entregamos a esta profesión; ¿Qué nos queda para continuar?


Si alguien encuentra respuestas… que por favor me las de.
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