domingo, 29 de mayo de 2016

Sol con uñas

¡Por fin! ¡Habemus colaboración!
Desde que comencé a escribir el Blog he estado abierta a recibir alguna colaboración (incluso en la pestaña "Contacto" tenéis un email donde podéis enviarme sugerencias) y hoy ¡por fin! voy a compartir la primera.
Se trata de un "Relato Breve" escrito por mi amigo y Co-R F. Trillo, un fenómeno como médico y un tipo sensacional. 
Con él he teorizado mucho sobre el mejor trato al paciente anciano y el acercamiento pese al choque generacional, sin dejar de sorprendernos con sus costumbres, expresiones y anécdotas cada día. 
Cuando me comentó que hacía unos años había escrito un relato breve en relación a uno de estos entrañables abuelitos, marcado por su rudeza, su lenguaje y soledad, tuve que pedirle que me dejase compartirlo por aquí.
Desde su sencillez, nos hace reflexionar en la soledad con la que castigamos a nuestros mayores, la intransigencia hacia sus extrañas costumbres y la fortaleza con la que disfrazan su fragilidad.

Espero que os guste este... 
Patience Escalier, obra de Van Gogh

SOL CON UÑAS


Tenía una casa con luz eléctrica de ciento veinte watios, una hija que no le hablaba y un nieto que lo visitaba de vez en cuando para reñirle por no lavarse y no comer. Tenía también seis ovejas y un prado cerca de casa donde las llevaba a pastar. Tenía 74 años y pesaba 45 kilos. Vivía a 43 kilómetros de la Puerta del Sol, y había ido allí tres veces. En invierno, cuando lucía el sol sin nubes y hacía mucho frío, saludaba a los vecinos diciendo "¡Hoy hace sol con uñas!". 
Un día acudió al consultorio porque le dolía la pierna. Todos los que le vieron quedaron muy sorprendidos. Allí mismo se desmayó por primera vez. 
La analítica del hospital estaba bien, así que lo mandaron de vuelta. "Está todo muy bien". Al día siguiente se volvió a desmayar. El vecino no tardó en darse cuenta, estaba pendiente desde el minuto en que echó en falta a las ovejas. Se lo llevó a dormir a su casa, porque apenas se podía mover. 
A la mañana del tercer día el médico salió del consultorio para verlo. Descansaba sobre un jergón fino y viejo de espuma amarilla, posado en la baldosa helada de color marrón del vestíbulo de su vecino. Tuvo que auscultarlo de cuclillas, pero acabó pronto. 
Murió al alba del cuarto día, boca arriba sobre el jergón fino y viejo. Estaba sucio de sudor, orina y excrementos mezclados con la tinta de las hojas de periódico que le habían colocado dentro de sus calzoncillos. Era un día de sol con uñas y el frío hizo que no oliese mucho.

F. Trillo, Médico de Familia.



jueves, 19 de mayo de 2016

Os llevo en mi maleta


Hace 4 años que llegué con una maleta vacía. Toca marcharme con la misma maleta; sin embargo, ahora la tengo a rebosar. Rebosa de conocimiento aprendido, de habilidades adquiridas, de valores inculcados, de experiencias vividas. Rebosa de historias de los pacientes, de enseñanzas de los profesionales, de anécdotas de la consulta. Rebosa de suerte, por haber podido trabajar con unos compañeros extraordinarios. Rebosa de alegría, al sentirme rodeada por mis maravillosos Co-R. Y rebosa de entusiasmo, al haber podido aprender con la mejor (sin duda) tutora.

Voy a echar de menos el hospital, las sesiones de los luneslos ratitos muertos en la máquina del café, los cambios de rotación, los desayunos saliente, los consejos de los R-mayores, las preguntas de los R-pequeños y las confidencias sinsentido de las madrugadas de guardia. 

Voy a echar de menos la unidad docente, la peregrinación hacia las guardias rurales, los descansos en los cursos y las vueltas al proyecto.

Voy a echar de menos el centro de salud, los almuerzos a media mañana, las sesiones de los miércoles, la agenda de eco, los detallitos inesperados, las charlas en los coles, las reuniones en el ayuntamiento y las excursiones a la radio.

Voy a echar de menos las cenas y congresos, los viernes de Tallo, los findes de Latina y hasta la noche en el Paco's. 


Y os voy a echar de menos a todos... Pero sabed que os llevo en mi maleta.


maleta vintage sobre madera

lunes, 2 de mayo de 2016

¿Mariposas o Molestias en el estómago?


El suave aroma que desprevenidamente te alcanza en una calle. Unos ojos que te miran fijamente. La melodía que compartís y que llamáis vuestra canción. 
Algo revolotea en tu interior y un cosquilleo te invade. Son ellas, inconfundibles: 

Las mariposas de tu estómago.

Una maravillosa cena. Un brindis. Dos copas de un exquisito champán. 
Algo vuelve a revolotear en tu interior, sin cosquilleo. No son ellas. Son pirañas hambrientas, son hogueras de San Juan.  Indescriptibles: 

Las molestias de tu estómago.

Para combatir las Molestias del estómago como el ardor, las digestiones pesadas, el reflujo... también conocidas como Dispepsia, y que no te arruinen momentos especiales, hay medidas eficaces que pueden ayudarte, sin recurrir inicialmente a la medicación (los famosos antiácidos o los denominados protectores de estómago). 


Aquí os dejo 10 consejos para evitar esas molestias, 
¡tomad nota!:

  1. Manténgase en un peso saludable. El sobrepeso aumenta la presión intra-abdominal y le perjudica. Tampoco utilice ropa que le oprima el abdomen ni el cinturón apretado.
  2. Retirar de la dieta los alimentos que veamos nos sientan peor.
  3. No hacer comidas copiosas ni con exceso de grasas.
  4. Evitar alimentos/bebidas irritantes del estómago, como alcohol, bebidas gaseosas, café, vinagre y condimentados.
  5. Comer despacio, tranquilo, masticando adecuadamente la comida y con la boca cerrada para evitar la ingesta excesiva de aire (aerofagia).
  6. Evitar masticar chicle y los alimentos que produzcan gas. Aumentar el consumo de piña y papaya (contienen enzimas digestivas que reducen la producción de gases) y productos lácteos con lactobacilus.
  7. Dejar de fumar. El tabaco relaja el esfínter esofágico inferior y favorece el reflujo.
  8. Evitar fármacos Antiinflamatorios (aspirina, ibuprofeno...) que deterioran la capa protectora de la mucosa del estómago.
  9. Realizar ejercicio de forma periódica.
  10. Elevar el cabecero de la cama a 30º y evitar acostarse después de una comida; esperar al menos unas dos o tres horas para hacerlo (dándole así tiempo al estómago a vaciarse y evitar el reflujo). 

¡Nunca cambiéis las dulces mariposas por los terribles ardores!

Bibliografía: http://www.fisterra.com/salud/1infoConse/erge.asp







Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...